jueves, 31 de diciembre de 2009

Arga -Diario de abordo-

“Nunca nos acercamos más a otro mundo que en el mar”

Anne Stevenson.


   Navego hacia el norte por la popa a 5 millas, entre las nubes, aún puedo ver las nevadas cumbres de los Picos de Europa. El viento comienza a rolar hacia el noroeste y el barómetro continúa descendiendo. El Arga, feliz en su elemento, lucha sin descanso contra la fuerte marejada. Como todos los años cada 31 de diciembre zarpo sólo con rumbo hacia donde nacen las grandes borrascas del invierno. Huyo de las luces horteras, de las masas sin rostro que cargadas de bolsas y paquetes presas de un loco frenesí inundan las calles como un torrente desbordado. Escapo del derroche, de los villancicos con letras imposibles, de tener que ser bueno por decreto, de los besos fingidos de aquellos que hoy te abrazan y mañana te apuñalaran. Necesito liberarme de esta sociedad farisea que me oprime, me agobia. Quizás también este escapando de mí mismo, no lo sé.
   El hervidor de agua comienza a silbar, ajusto levemente el foque, conecto el piloto automático y bajo a la cámara del ketch. La tetera se balancea en su cardan sobre el fogón, percibo como el Arga asciende por las crestas coronadas de espuma y como se desliza en los profundos valles que se forman entre las olas. Añado con generosidad ron añejo al te caliente, agudizo el oído, tengo que engrasar los rodamientos del piloto. Apoyo la espalda contra la mesa de cartas y con la piernas ligeramente abiertas contrarresto el cabeceo del velero, vuelvo a llenar el tazón metálico, esta vez solo con ron. Estoy a gusto en la cámara central del barco, es caliente y acogedora como el útero materno, me siento seguro y protegido. Miro hacia la estantería donde reposan los amigos inseparables que me acompañan en todas mis singladuras, son los libros de Vito Dumas, Bernard Moitessier, Joshua Slocum, Catherine Chabaud, Knox-Joshnston, Dubois, Noemi James, Ugarte. Hombres y mujeres que hicieron de la navegación en solitario una forma de vida, una nueva manera de ver el mundo en total comunión con la naturaleza. Cojo El largo camino de Moitessier, las tapas están desgastadas, ¿cuántas veces lo habré leído? Para mí es un libro sagrado, la Biblia de los navegantes solitarios. Con él aprendí a fachear un temporal o como planear sobre las grandes olas antes de que te golpeen por la popa con la fuerza del martillo de Thor. En este libro escribe Moitessier sobre sus experiencias en la Golden Globe de 1968, la primera carrera alrededor del mundo para navegantes en solitario. Tras seis meses de navegación y  doblar el cabo de Hornos, de los nueve veleros que tomaron la salida, solo quedaban dos en carrera. En primer lugar el inglés Robin Knox-Joshnston con un ketch de madera que iba haciendo aguas, en segundo Moittessier con un barco de acero más grande, el Josua, todos le daban ya por ganador, pero entonces en vez de enfilar al norte hacia la línea de meta, continuó navegando hacia el este. Al final llegó a Tahití tras dar más de vuelta y media alrededor del mundo navegando en solitario. Bernard no quería volver a la civilización y abandonar la serena soledad que había encontrado navegando, en su relato escribió: “Contemplo la vida entera, el sol, las nubes el tiempo que pasa y se detiene… mí barco es un pequeño planeta rojo y blanco hecho de espacio, aire puro, estrellas y libertad en su expresión más profunda y natural”. Dejo el libro en su estante y subo a cubierta, desconecto el piloto automático, largo un poco la escota de la mayor y viro hacia el oeste. En mi mente resuenan las palabras de Christophe Augin: “ Disfrutaré de estos últimos momentos en el mar en comunión con mi barco”



jueves, 24 de diciembre de 2009

Oda a la Nochebuena

   Como todos los años suelo aprovechar estos días de villancicos, turrón y mazapán tanto a hacer balance del año que termina, como a poner en buena disposición el espíritu de cara al año que comienza. Siguiendo esta tradición me encontraba esta mañana haciendo limpieza del alma así como de los recortes de prensa, anotaciones en grasientos papeles de estraza con restos de panceta y aceite de pimientos fritos (¡uhmm!) , dominicales atrasados, arrugadas latas de cerveza, etc., que inundan mí despacho. Como dirían los clásicos realizando “borrón y cuenta nueva” como dirían los modernos haciendo ”reset”. Pues bien, andaba entretenido en estas lides cuándo llamó mi atención una hoja arrancada de un viejo boletín trimestral del ilustre Ateneo de poetas pobres y dramaturgos huérfanos de Santander fechado en 1963. Creo recordar que esta hoja la encontré dentro de un ejemplar de la primera edición de “Cantos apócrifos de un juglar contemporáneo” del hoy tan denostado y controvertido escritor coruñés D. Martín Pecador. En la cuartilla aparece un pequeño poema titulado Oda a la Nochebuena, del ya casi olvidado rapsoda montañés Oswaldo Ripio, conocido más popularmente como el trovador de Los Picos de Europa, a la sazón fundador y destacado integrante de la generación del 54. Al ser hoy el día de Nochebuena y tener todavía pendientes las últimas compras navideñas pasaré a transcribir la trova de Oswaldo Ripio, dar por concluida la entrada al blog y desear a todos mis blog-lectores una feliz noche y una mejor amanecida.


Oda a la Nochebuena

Días serenos de nívea pureza,
una silenciosa paz inunda los corazones
tal vez sea porque que sin atender a razones
el niño Dios nacerá mientras la humanidad reza.
Los villancicos resuenan en los bulevares,
días de vino caliente, orujo y mazapanes
recuerdos y viejas historias al calor de los hogares.
Las familias unidas en mentes y corazones
ahítos de vinos, cava y turrones
brindan y celebran al redentor por todos los rincones.
Hoy es un día de alegría y felidad.
Hoy es Nochebuena, ¡Viva la Navidad!


Oswaldo Ripio
Potes a 24 de diciembre de 1962

domingo, 20 de diciembre de 2009

La lotería de Navidad


   Solo faltan dos días para el 22 de diciembre. Estoy seguro, esta vez sí, esta vez………………. ¡ME TOCA! Me toca que me toque. Que me toque ¿el qué?, pues qué me va a tocar, la lotería de Navidad. Esta noche tuve un sueño, una premonición. El “jodio” calvo de la lotería se acercaba sigilosamente mientras dormía. Al principio de la ensoñación tuve un poco de miedo, que a oscuras el tipo ese todo vestido de negro, sin un pelo de tonto y como envuelto en una brisa del más allá que le mueve continuamente los bajos del abrigo, no es moco de pavo. Silenciosamente se inclinó sobré mí, extendió la mano y sopló. ¡No me lo podía creer! Siete, ¡SIETE! Perdigones de saliva impactaron contra mi ojo derecho. Me levanté de un brinco y cogí los diez décimos de lotería que estaban sobre la cómoda. Terminan en ¡SIETE!

   El alba me ha encontrado en la cocina, tras nueve cafés y un cenicero lleno de colillas, mi desasosiego no a hecho más que aumentar desde que esta madrugada tuve la visión. Dentro de dos días seré un nuevo Craso, 10 décimos x 300.000 € = 3.000.000,00 €. ¡Tres millones de euros! Díos, tengo que pensar que voy hacer con semejante cantidad de dinero. Lo primero, comprar ese triplex con jacuzii en la terraza, en el centro de Santander frente a Puerto Chico y con vistas a la bahía. Por supuesto que el Ferrari y el velero de 20 metros para dar la vuelta al mundo caen a continuación. Lo segundo, la misma tarde del 22 llamo a mí jefe por teléfono y lo mando a paseo.

   Pero¿ en qué estoy pensando?, seré necio, como están las cosas y con la crisis que hay lo mejor será que no haga mucha ostentación, pues ya se sabe, en cuanto te elige la diosa fortuna comienzan a aparecer pedigüeños; ongs, familiares que ni te saludaban, la iglesia, sectas, los monjes del tibet, agencias de inversión, desempleados, etc., etc., etc. Como empiece a repartir ¿haber cuánto me dura el dinero? Y el objetivo es no dar palo al agua en lo que me quede de vida. ¡Coño y con la inseguridad que hay! Continuamente los telediarios nos informan de bandas de albano-cosovares, la mayoría con formación militar y cursillos de torturador, prácticas incluidas en Sarajevo, que se dedican a asaltar y tras dejar las caras de los propietarios como una hamburguesa del Foster Hollywood, desvalijar las casas de la gente adinerada. Y otro problema más ¿en qué banco voy a guardar el dinero?, como para fiarte de los banqueros, fíjate en la quiebra del banco Lehman Brothers, o el Madoff ese, que hasta engañó a Botín del Santander.

   ¡Ay madre! Que problema es esto de ser rico…………..Dos cafés más y cinco cigarrillos después.

   ¡Eso es! Tengo que establecer un plan. Voy a escribir en mí libreta de “ Pensamientos, raciocinios y otras consideraciones”, los tres puntos que deberán regir mi destino cual tabla de la ley

1º  Continuar con mi vida gris, triste y anodina de mil eurista en un barrio marginal de los suburbios. Así estaré a salvo de los albano-cosovares y de los pedigüeños del tibet.
2º  Ingresar cada décimo en un banco distinto fuera de mi ciudad a través de un abogado-testaferro gibraltareño. Serán 10 cuentas distintas, menudo follón, eso sí, sin tarjetas de crédito y sin gastar ni un duro para que nadie note nada y sobre todo para que no se gaste.
3º  No contárselo a nadie, lo mejor será que rompa inmediatamente con todo mí círculo de amistades, me volveré autista social, de esta manera nunca podré tener un desliz e irme de la lengua.

Es bueno tener un plan, ya me encuentro más tranquilo. ¡Qué duro es esto de ser rico!

domingo, 13 de diciembre de 2009

Atracción fatal




  No puedo dejar de mirarla, me atrae como un imán. Luchan en mi interior sentimientos encontrados. Cruzo la proa y la dejo por la amura de sotavento. El Arga mi fiel y callado compañero responde sin protestar. La razón me pide a gritos que le de popa y marque un nuevo rumbo a un resguardo seguro pero algo de ella me atrae con un magnetismo excitante. Reduzco trapo y navego solamente con el tormentín. La mar se torna de un azul intenso. Cada vez estoy más cerca, me retumban en las sienes los latidos del corazón. Sus movimientos ondulantes tienen algo sensual, río a carcajadas. Es una risa nerviosa, casi histérica, lagrimas nublan mis ojos. Lo que estoy haciendo es una locura, lo sé.
  Me siento el rey del mundo, ella y yo solos en la inmensidad del océano, el tiempo se detiene. El embriagador canto de las ninfas me envuelve. Corrijo unos grados a estribor y cazo la vela, la proa del Arga enfila al centro de su vórtice, pronto seremos uno, entraré en ella.

  Una paz inmensa inunda mi espíritu, cada vez me siento más libre. La espuma de las olas refresca mis mejillas, navego hacia un destino incierto tal vez sea el final. Percibo todo con más claridad, se agudizan mis sentidos, un sabor amargo inunda mí boca, siento un placer casi morboso.
  Estoy preparado…….

lunes, 7 de diciembre de 2009

No sirvas a quién sirvió...

Novela por entregas (edición resumida).

Entrega 2ª “Una alegre pandilla”

  Aún continuaba perplejo cuando Mayordomo irrumpió en el despacho.
  - Señorito ¿se encuentra bien?
  En ese mismo instante, de mí boca abierta, un furtivo hilillo de baba se había precipitado hasta una de las confortables zapatillas, de terciopelo negro, decorada con el escudo de armas de los Dantés, volví a la realidad.
  - ¿Cuántas veces te he dicho que no me llames señorito?, ya pasó la época de las diferencias de clase. ¡Coño! Mayordomo a hora gobiernan los roj… digo los demócratas y en consonancia con los nuevos tiempos yo te trato de tú y me dirijo a ti por tu nombre de pila. Así que te exijo para mí persona la misma reciprocidad.
  El pobre mayordomo, apesadumbrado, inclina la cabeza y con un susurro me informa que ya esta dispuesta la cena en el comedor de invierno. Paso por su lado y le doy una cariñosa colleja para animarlo, el hombrecillo agradecido sonríe y me besa la mano.
  Algún avispado lector habrá descubierto ya a estas alturas, concretamente nos encontramos en la línea 11, que el nombre del mayordomo es Mayordomo y el apellido García (este si que no lo habías adivinado pillastre). Dado el protagonismo que tendrá el mayordomo en el posterior desarrollo de la acción, me gustaría dedicar este capítulo desvelar la historia y origen de los mayordomos y su relación con mí familia.
  Desde tiempos inmemoriales a la sombra de cada Inmundo Dantés estuvo siempre un mayordomo llamado Mayordomo García. En las crónicas familiares la primera referencia al binomio Dantés-Mayordomo data del año 844, concretamente a la batalla de Clavijo. Según consta en los archivos familiares, mi ancestro, Inmundo Dantés I se encontraba peleando pie a tierra bajo la muralla del castillo de Clavijo en el monte Laturce, su caballo yacía destripado por las lanzas de las tropas infieles de Abderramán II. Caía la tarde y la batalla parecía inclinarse del lado de los sarracenos. Pese a estar peleando con bravura, el cerco comenzó a estrecharse sobre Inmundo, en ese instante, rompiendo la línea enemiga, apareció un hombre vestido con cota de malla y un sobretodo blanco, manejaba su hacha de guerra como un poseído, hendiendo cabezas, cortando extremidades, segando vidas.
  - ¿Quién sois y de dónde?, pregunto Inmundo, levantando la visera del yelmo.
  - Santiago García de Sierra España, mí señor. Os vi cuando fuisteis descabalgado. Otro caballero en vuestras circunstancias se habría rendido al wali más cercano pero en cambio vos habéis seguido luchando con la bravura del rey Leónidas en el paso de las Termópilas y me dije; Santiago, sí hoy as de morir a manos de estos perros infieles que mejor manera de hacerlo que al servicio de tan magnífico caballero.
  - En verdad os digo que de no haber perdido a mí caballo de guerra, las tornas hubieran sido bien distintas.
  - ¿Dónde están vuestras mesnadas mí señor?
  - Los muy cobardes al primer envite de los árabes huyeron corriendo como mujerzuelas a refugiarse bajo las faldas del obispo tras las murallas del castillo. Juro por lo más sagrado que si salgo de está pronto colgaran todos ellos de las almenas de mí casa de Las Fraguas.
  Un extraño brillo ilumino los ojos del villano y poniéndose el bocado del caballo muerto se dirigió al caballero.
  - Monte sobre mí espalda sire y cabálgueme en pos de la gloria.
  Sin dudarlo un instante Inmundo Dantés I saltó sobre el siervo y picó espuelas sobre los costados del hombre. Santiago con los ojos desorbitados por el dolor, echando espuma por la boca mordió con fuerza el bocado y preso de un salvaje frenesí se lanzó monte a bajo contra las tropas enemigas. Inmundo descerrajaba con su espada tremendos mandobles contra todo ser viviente que se interponía en su camino. ¡Dios! Que estampa, el sol de la tarde incidía sobre la armadura que despedía cegadores rayos en todas direcciones. Los soldados árabes aterrados ante la visión de lo que más que hombres parecían diablos, comenzaron a retroceder. Sobre el ruido del combate resonó como un trueno la voz de mí ilustre antepasado.
  - ¡A por ellos Santiago de Sierra España, gloria o muerte!
  Las tropas castellanas ante la visión del caballero que destrozaba las filas enemigas cual rayo divino y justiciero, sobre lo que les parecía un pequeño poni blanco, recuperaron el ardor y se lanzaron monte a bajo tras Inmundo, repitiendo parte de lo que habían entendido de la frase; “¡Santiago y cierra España!”. La victoria se inclinó a favor del bando cristiano
  Así es asombrado lector, en ese mismo instante y de esta casual manera nació el mito y la leyenda de Santiago matamoros. Al caer la noche el rey Ramiro I de León recomendó a mí ancestro no comentar mucho el asunto ya que la historia de la providencial aparición del santo parecía ser beneficiosa para la moral de sus ejércitos y aún quedaba mucho territorio que reconquistar y muchas batallas por librar. Como pago de sus servicios y su silencio, Dantés recibió unas extensas zonas de viñedos en los condados de Haro y La Guardia amén de una importante parte del botín, recuperado tras la batalla, del campamento de Abderramán.
  Uno de los rasgos característicos y comunes a todos mis antepasados ha sido su practicidad y el ahorro de lo superfluo en todos los ámbitos de la vida, así se generan las grandes fortunas, por ello esa misma noche tomó dos decisiones:
  La primera; nombró a Santiago mayordomo de la casa Dantés, la condición que le impuso fue que desde ese mismo momento su nombre pasaría a ser Mayordomo y el cargo de mayordomo debería pasar a su primogénito y así de generación en generación mientras quedará un Inmundo Dantés sobre la faz de la tierra.
 La segunda; perdonó, mientras durara el viaje de regreso hasta Las Fraguas, la vida a los componentes de su mesnada que habían sobrevivido a la batalla. Debía proteger su parte del botín cargado a lomos de más de 50 mulas y los caminos estaban infestados de bandoleros y desertores tanto cristianos como infieles.


 A lomos de sendos caballos de pura raza árabe “cabalgando por la terrible estepa castellana, polvo, sudor y hierro” Inmundo Dantes I y Mayordomo García cabalgan.
En verdad parecían una feliz pandilla.